Pecado
No pertenezco a nadie
Aunque sean tus labios
la fuente que sacie mi sed.
Moriré cerca de tu oasis,
bajo tu arrogante arena
detenida en este seco aire
y las dunas de recuerdos
desterrando mis mañanas.
Detenida en este instante
en el que me desprendo de ti,
enamorada de ese infinito
donde tus besos deambulan.
Lejos queda ese bello jardín
fascinado con nuestro baile,
el que danzan los cuerpos
bajo el hechizo de la noche.
Ojala luz que me habitas
que sabes mejor que nadie
como iluminar mi sombra,
me permitas regalar el perdón.
Mi alma necesita tu amor,
Abrir a ti, su triste soledad
prisionera del ridículo pecado,
hijo del prejuicio más infame.
La imagen es pura pasion, hermosa!
ResponderEliminarLas pupilas, negras como una noche
Llena de misterio y fantasia!