Verdad desusada
Esgrimes una verdad desusada
de aquella época de cementerios
abiertos
cómplices de los silencios de
la madrugada
por un alba que despertaba de
luto,
mientras la palabra yacía
amordazada.
¡Ay!, Es la máxima a tu voz
hambrienta
sin fuerza para llorar tus
manifiestos.
Está tendida a la cara de un
sol criminal,
porque vivir es morir por el
azote cruel
del baraje despiadado al tiempo
en retroceso.
Camaleón es un color a la
conveniencia,
¡No es el tuyo!, El tuyo es de estalactita
de punta fría, de odio
amenazante.
Capacidad de invertir la verdad,
propia del código del cuco en
nidos ajenos.
No me pongas tu vestido azul
ni la mantilla de ir a misa los
domingos.
No comulgo con esa etiqueta
propuesta desde su nacimiento
para compartir contigo el
desayuno.
Qué tristeza vela tu sombra,
parece una hechicería
vengativa.
La misma razón que te mira
provocativa,
te hace trueque con un as que
esconde,
de oros o de copas, siempre te derrota.
Me encanta volverme a perderme en tus letras.
ResponderEliminarBesos.