Con la vida por equipaje
Fue un amanecer tardío, miro sus manos y sintió su frágil consistencia en voluntad. Voluntad que nace sin el deseo del útero donde crece y su cuerpo se inundó del frío enfermo, helando la sangre agua, vacía de vivir sin vivir…
Una letanía traía la mañana, perezosa, sin querer abrir sus puertas a un nuevo día, y ella leyendo sus palabras mudas, cerró sus ojos para poder ver su presencia y fue entonces cuando sintió su queja;
_ ¿Cuantas madreselvas se enredan por tus piernas?_ La pregunta se formuló como respuesta, descubriendo los barrotes de la cárcel, diagramas interminables que se ajustan en olvidos de formulas en clave oculta.
Dejó resbalar sus lágrimas secas, sin poder blandir el pañuelo de la ira, agotando los gritos sin voz, en la pereza que abraza el miedo y se descalzo sus zapatos de princesa, ataviándose de la desnudez del tiempo que incita a no caer en la pausa.
_No amanece un día que aún respirando, muere viviendo_, Su conciencia despertó y sintió la mordedura en sus huellas, al pisar el llanto del amanecer.
Nacía un nuevo despertar del sol, y ella eligió su destino, llevando su equipaje en la maleta hecha con las incógnitas por descifrar, en sueños por soñar, de una vida por vivir…
Acompañada del viento
ResponderEliminarVuelo entre los renglones
de este,tu bello espacio.
Me detengo,
disfruto de cuanto encuentro
y desde el otro lado del mar agradezco
cuanto compartes con amplia generosidad.