Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

jueves, 20 de septiembre de 2012

Preámbulo


Preámbulo

El deseo de estar, se confunde en las veredas que llevan mi nombre, es tinta vieja en un pergamino inexistente, como la mirada de un duende en el quicio de una puerta que se cierra… ¿Cuántos años van?, Apenas se descifra la décima en la lamparita que como chispa se enciende, y suenan campanas que bien podría ser el llanto de la muerte.

En posición fetal se acuna mi mirada sin playa, sin mar, vigilante en la orilla de noches eternas, donde los silencios son tibios, arrugando el entrecejo por cada sombra que se queja de su miseria…. ¿Pasa el tiempo?, Imposible, nació sin brazos y sin piernas, el se queda escondido en cada rincón de mi existencia, y a cada paso yo me voy un poco, mientras me besa la frente el ocaso de la línea que dibuja mi limite.

Las grietas de mi voz no son nudos del aire asustado, son vigilia por el desuso de las palabras que nacieron con estigma… ¿Existen las palabras mudas?, Mudas y cegadas en el abismo de la mentira. Rezagadas en el sendero que llora la eternidad, se presentan convidadas en estatuas de piedra.

Todo el peso escrito en las huellas de mis manos se suspende en una coma con prismáticos, buscando los puntos suspensivos que desembocan en este preámbulo… ¿El atleta salta consciente de la altura que alcanza?, No existe una respuesta, para un guion nacido de la inspiración que aún reza en el paladar de su autor...

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