Pulso
de la tarde
tiene
la tarde marchitándose.
Solloza
purpura y gris
los
últimos claros del día.
Sabe
entregarse silenciosa
a
los mares crisantemos.
Sabe
que la harán despertar
vestida
de blanco alba.
Arrancada
de su aposento
cantará
auroras luminosas
por
otro día amanecido.
Una
duda de cuerpo oscuro
le
enseña los dientes
con
los ojos azules cabizbajos.
Figura
celeste engañosa
tupida,
nebulosa al acecho.
Bien
es regalada el alma,
purificará
los ríos,
amamantará
los sembrados.
Y
si aún le queda abrigo
de
hielo o nieve a la montaña.
Descoserá
sus costuras frías
derrapando
en agua desde la cumbre,
como
una nueva esperanza.
Nunca
se le vencerá el pulso,
la
tarde se regenera amanecida,
siempre
con una buena nueva
aunque
a su cabeza le ronde tormenta.
Son
aguas venideras a teñir
de
vida todas sus ropas.
Nunca
será vencida la tarde,
nació
eterna, muy temprano.
Antoñi
(13 – Abril – 2021)
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"