Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

domingo, 1 de marzo de 2020

Cárcel




Cárcel

¿Cómo era ese vacío profundo?, Igual a un pozo sin fondo por dónde caía, y caía, sintiéndose precipicio sin hallar jamás un asfalto, aunque fuese duro como el cemento en el cual descansase su alma rota.
Posando sus manos en la arena declino al viento cuando éste quiso enjugar su rabia en su rostro, elevando velas en su pelo, con el atrevimiento de sus ágiles dedos, al caer de rodillas en el suelo con los ojos incrustados en la luz de un universo torturado.  
_Apuesto y honorable es este hombre, en el cual no me veo, ni me hallo_ Se decía
elevando sus manos a los cielos, encerrando un puñado de arena y dejándola caer como una cascada de sueños anaranjados que escapasen se entre sus dedos.

Fue quizá una furibunda ola, que aún no tenía el suficiente empuje para hacer morir su ira en el acantilado, la que tuvo la valiente osadía para poner voz a su prejuicio, descubrir sus propias rejas de su habitada cárcel.

Demasiado muralla, grillete
prende mecha en cada ola,
en la espuma del mar tendido
sobre el reposo de tu arena.
Solo un torcido vuelo asoma
en el redondel de tus ojos.
Eres un niño gaviota libre
en los túneles de tu memoria,
tratando de encontrar al hombre,
su sueño olvidado, camuflado
entre las rígidas rocas de tu playa.
Guardando celoso el color,
tu libre perfume, del reproche,
y así no te los asusta nadie.

Se descubrió a sí mismo en la voz de esa marejada que subía rápida mojando sus pies, giró su cabeza buscando con su mirada un posible cómplice, testigo de aquella verdad emitida, siempre con el mismo miedo. El miedo compañero que había tejido su traje etiqueta para presentarlo al mundo, un camuflaje del verdadero hombre escondido. Siempre será más fácil dejar que el usurpador cuco se apropie de la piel con su plumaje y dejar que su queja sea en un litigio canto en la fría noche, así el niño habitado en él podía volar sus sueños, libre, como Juan Salvador Gaviota.


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