Triste locura
Qué triste locura
es este secreto
obstinado de lejos
en llamarte.
Rompe esta
ausencia, su gélido abrazo
mientras abierta
la herida, sonríe.
Si llorar pudiera,
aquello callado
sin escuchar el
silencio asfixiante
de esta oscura
culpa, en negro creciendo,
te nombraría todo
tú por delante.
Que amar va
caminando por derecho,
siempre será este
corazón el que decide
sin hallar forma
de que se retracte.
Ni es perverso su
abrazo, si no niño,
por lo más cerrada
que su cárcel esté.
Edén es, lluvia,
también vergel verde.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"