Noche eterna
Equivocado y de
frente
afronta el
recuerdo,
trasnochado y
breve,
con el olvido inquilino
derramado por sus
venas.
Una cursiva
expansiva
línea araña el
tiempo.
En su huida tropieza
con la pálida lámpara
del aliento de la
soledad.
Una soledad desnuda
abriendo su
desnudez
a la abreviatura
del ser.
Somos como el
agua,
nos vamos cauce
abajo
de la edad sin
memoria,
con ese ansia de
descanso
poseída en la hoja
descolgando del árbol.
La habitada
nostalgia
Inflige un beso solidario
al silencio con
sus bondades.
Un rostro quieto, construido
sobre el respirar
cansado
de las baldosas
del mañana.
Apenas oye el tic
tac mudo
de un corazón
desertor
del abrazo de la
vida.
La luz se
despliega ciega,
pareciera velero arribado
a un etéreo puerto
sonriendo a una
orbe
suscrita a un
lejano mar
desfalleciendo por
instantes.
El pasado con su balcón
de niebla golpea
las paredes.
La raíz nacida con
fecha
buscando la
noche eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"