Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

jueves, 16 de enero de 2020

Enamorada…



Enamorada…

Antes de quebrar la palabra
cobrará sentido el silencio
hablando del universo puro
donde habita el amor verde,
el que tiene la luz de mis ojos.
Sabe de solemnidad crecida,
del fecundo himno de los ríos
en sus peregrinos andares
buscando el mar se sus sueños.
Porque ya nací enamorada
de ese cuerpo transeúnte,
permanecido, sellado, estático,
esperando fugarse de la nada
alcanzado su momento dulce,
estoy en esta esfera redonda
sujeta a la rotación de su eje.
Sí, porque nací enamorada
de sus brazos ramas de sauce,
de ese cuerpo de tormenta
roto por la ira de los rayos,
me voy a su cielo atardecido  
a mirar sus viajeras nubes,
y dejar que me bese su lluvia.


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