Retroceder en el tiempo no implica vivir en el pasado, el pasado como tal
es algo caduco para pretender estacionarte en él y que te condicione de tal forma
que te impida crecer, vivir el presente que es lo que verdaderamente somos. No
obstante, tampoco se es nada sin ese pasado, si tenemos que buscar la raíz de
lo que podemos ser en la actualidad, está en ese pasado, desde ese momento que
el bebe que nace, y tiene conocimiento de su realidad y abre los ojos al mundo,
empezando a escribir líneas descifrables para su futuro en la historia de su
vida…
Hoy presento un poema, que habla mucho de la niña que fui, una niña que
nació tierra adentro y que en su insaciable imaginación creó su propio mar de
espigas, y amapolas. Un mar de trigo, que ella miraba desde su orilla, cuando
el aire de la tarde lo movía creando olas de densidad verde, que ella quería
navegar con sus pies de punta a punta, y en el descuido de sus padres hizo más
de una vez, con el contrarresto que eso suponía en daño al estar el trigo
encañado, o sus tallos demasiado frágiles para semejante aventura. Poema
escrito para el II Encuentro de Poetas del Atlántico, en homenaje a ese
marinero en tierra que fue y será para siempre, Rafael Alberti.
Gracias a todos… Feliz tarde de domingo… Besos
Mar de trigo
Fuiste, eres, el pan sembrado
en el austero Noviembre,
hijo de la nostalgia otoñal.
Desafiaran tus brotes, al frío
en febrero, con tu risa verde
despertando la primavera,
abriéndole la puerta marzo.
Velero con vela, me regalaste,
fijo en la colina de estrellas,
coordenadas, imán a mi ojos
marcándome un horizonte.
Polizón entre tanta estela
vallando el extenso cielo
que a voluntad me cubre.
Dorado mar segado en junio,
llaman sus espigas, siempre,
al aire, a jugar con sus aguas.
Sus verdes olas mesen los sueños
de mi niñez, nacida de la sed
germinada en tierra seca,
ese océano planeta adentro.
Si como el vino ya te vienes,
no despertarán, por ti, más días,
ni te será más genuino el sol,
con sus rayos al tintarte
en oro tu ropaje, enamoras
a la amapola, y se irá contigo
a guardar el estío en ciernes.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"