Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

jueves, 2 de agosto de 2018

Aprendí



Aprendí

Aprendí lo no vivido
rescatado de su tiempo,
con sus arrugas, costuras
con sus huesos doloridos
a cuestas en mi cintura.
Aprendí de su pospuesta
vida, a hacerle frente
al volátil y sutil instante.

Cómo no conmoverme
ese fracaso sepultado
que aún teniendo ojos
no pudo dar su mirada
a una abierta mañana,
solo por tener oídos,
 espigas en su campo
y la tozudez contraria.

Aprendí en la diferencia
que me delata siempre,
a subestimar al poder
arrogante sus arrestos
dominando al mundo.
A la espina ser dueña
de la curva extendida
ante los pies cansados.

¿Qué más está señalado
en la octogenaria cita
de vida que se nos da?,
Sí aún no toca ceder
el testigo ante nadie,
será siempre oportuno
usar nuestro momento
sin agotar la posibilidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"