Tiempo
Tiempo, tiempo, tiempo,
virginal rama enlazada
de un solo sol impoluto
más viejo que los albas
que atentos y sonrientes
me despiertan lo infinito.
Es mi vida quizá, salvaje
enredadera en sí misma,
pues hoy, en buscarme,
me pierdo en tu canto.
Redentor de mis días,
cuando es tu termino
el que alinea mis limites.
Tiempo, tiempo, tiempo,
me llamas en tu frontera
igual que aquel rancio reloj,
tan cansado en sus horas
patrias, con intermitentes
segundos y oxidados minutos.
Sin descanso su celeste
iris, en su órbita contraria,
me reclama rígido un orden.
¿Qué puedo hacer tiempo?,
Para mí en tus arrugas
¿Qué guardas tan obcecado?,
Todo acaba, y yo también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"