Tengo sed de ti
Tengo sed de ti, de tus aromas.
Te soñé despierto en mi sueño,
rociado todo entero en mi piel
como flor gardenia derramada,
cuyos pétalos purpura horizonte
hacían vela sobre mi pelo,
envidiando al intrépido aire,
queriendo cambiar nuestra calma
de amantes de culmen saciado.
Tengo sed de ti, de tu absorbencia grana
que sin saberlo y sin querer,
derrota en el espacio al soberbio tiempo.
Tengo sed de ti, de tu oro terrestre
que cuando al diamante encuentra
es como el germen del trigo
siempre a ser genital pendiente,
geología regresada en la harina,
cuando al pan se transfiere.
Tengo sed de ti, de tu momento,
que se sabe hacer brisa suave,
acariciando sin descanso
todos los montes y valles,
que la peligrosa oligarquía
establece celosa como límite,
antes de ofrecerse a tu dorado sol
rindiendo todas sus reservas,
mostrándote, al final, su escondite.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"