Hacía él
Se fue caminando
escribió, de él, su
nombre,
en la vela de su barco.
No era mar la tierra
que pisaban sus pies,
pues ella no era velero.
Equivocó el agua
del océano celeste,
por donde sus sueños
volaban con sus alas,
confundidos de paisaje.
Se fue de contexto,
en dirección contraria,
para tener que volver
a su mismo encuentro.
Con el llanto de la
huella
de sus cansados pies,
que sin llevar gráfico
descifrable por brújula,
la llevaban hacía él.
Gaviota con su canto roto,
contra la dura y fría roca.
Se fue perdiendo el verde,
al cerrar sus ojos
a una luz sin alegría.
Buscando en su noche
oscura, los fascículos
que a ella, la madrugada,
le escribían anónimamente.
Errante ir hacia el infinito.
Soledad a su ser sujeta.
Inmutable piel sin norte,
designándole, a él, su destino.
Veo el rostro con pupilas azules.
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