Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 6 de noviembre de 2017

La voz queda.

La vida te cambia irremediablemente, eres la misma, y sin embargo sientes que estas cerrando puertas, abriendo otros caminos, empezando otras cosas, es quizá que empieza a caducar lo mucho explotado, o que ahí por ese camino ya no queda nada para ti, es así como me siento ahora, en esta etapa de mi vida y es por eso que me veis más ausente. Exploro otras posibilidades, que no me son ajenas, siempre estuvieron en mi, aplazadas para tiempos que me dejaran la posibilidad de introducirme en ellas, sin tener que abandonar otras cosas que necesitaban mi atención y dedicación prioritaria…, con lo que no contaba es que el tiempo que maneja el reloj, solo tiene veinticuatro horas, algo que nunca voy a tener en cuenta, aunque se obstine en perseguirme, así que la magnífica prioridad, como siempre me hace ser objetiva, y tengo que elegir, y algunas cosas están más abandonadas, otras, como he dicho antes, caducadas, quizá ya no las retome nunca, la vida es así, y hay paisajes a los cuales hay que decir adiós, aunque en ellos queden personas que amas, tu camino está hacía adelante, y aquello que no acompaña tus pasos, irremediablemente se queda atrás. Parece triste, y sin duda lo es, hay mucha perdida en ello, tenemos que seguir nuestro norte, aquel que de alguna manera nos ha estado llamando desde siempre, y que aún no hemos dado los pasos certeros para encontrarlo.
Sigo, por aquí, y seguiré, según pueda y me permita este majadero invento del reloj del tiempo…  



Feliz semana a todos… Gracias por estar ahí… Besos


La voz queda.

Brazos que me pesan
arrancándome la vida,
desde la mano al talle.
Ceniza diluida en hoja,
cae silenciosa al suelo
cual dorada semilla
deseosa de descanso.

Un misterio, un llanto,
despertará mi mortaja
pesada, balbuciente.
Y el sol, es mi norte río
de tanto cielo zodiacal
transitado en este sueño
prisión que me invade.

Voz queda, danza, seda
de los pétalos cultivados
en mis perfiladas cejas,
posados contracorriente.
Soy yo, equivoca querella
de este barco sin norte,
sin amarras a un puerto.

Tal vez, llamas una vez
en ir, y venir, la palabra
ser, en ella, sería una flor,
tremolina verde…, ven,
arcoiris de letras, eterno
vivo, Cyrano De Bergerac,  
enredadera en mis versos. 

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