Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 6 de febrero de 2017

¿Qué le digo…?


¿Qué le digo…?

¿Qué le digo a este sentimiento?,
Es un traje pesado este que llevo,
de hierba y frío bajo mi sombra.
A morir obliga el glacial bosque
alojado de yedras  en días sacros.

Candentes hojas  en las altas ramas,
centinelas en el abierto paisaje
del mediodía, doradas por el sol
me abren sus brazos de espuma.
Ajimez rasgado en su vértice,
incita a acabar el rumor persistente,
del fruto oxidado, venido a menos.

Pedazos de locura alientan caricias,
ternura al tacto de mis manos.
Regresando  a la cantiga olvidada,
dice lo que hace tiempo no ignoro…,
vivo en los guetos de los silencios,
ocupados hablándome de tu nombre.
Ignoto fruto verbal, subconsciente,
que a pesar de todo oxigena su alma
alentando un querer ensamblado.

Irremediable piel del eterno viento
de las palabras de labios valientes.
La etérea aureola de la realidad,
roza los párrafos transigentes,
palpa la lluvia ciega de los tiempos
…y allí, tras los espejos  de la vida
me voy dando cuenta sobrecogida,
desnuda de palomas en vuelo,
pupilas a merced de un cielo caído.

Esta desorientada rima en trance,
cada línea suya, se afana en su letra.
En su viaje de ausencias elegido
hay un vacío que solo cantará dicha,
si la luz de tu presencia respira mi aire.  

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