Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

viernes, 16 de diciembre de 2016

Paloma


Paloma

Hay una palabra abandona
a kilómetros del anacoluto.
Podría llorar su voz de aire,
sin agotar el reloj de espera.
De todos modos deja que afine
la diferencia en su noble oficio,
encontrara sin duda,  su día
dormido dentro, más firme
construyendo la luz de su destino.

Callada,  licuada de sal su lengua,
busca alivio en la paz del bosque
inefable, donde late sospechoso
el disfraz de la respuesta esperada,
como un vigía, sórdido, extravagante.
¡Nunca, debieras  sentir cruel frío!,
Tú blanca majestad  entregada,
ni miedo tus consonantes y vocales,
que son palomas, y no altos muros.

La limpidez amarra certezas,
ella, la palabra de ojos desnudos,
bien halla encajes en los ayeres,
pues deserta de la apatía patria,
en el crujir agudo de los dientes,
del imperfecto mármol aprisionado,
en las entrañas de la inerte piedra.
¡Que el momento no se ahogue, vuele!,
Ella es paloma, y vuela en mi sueño
                  
  “Siempre”

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