Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Quisiera


Quisiera

Quisiera despertar el arrullo
en la sien del suspiro de la caricia,
pausado y compasivo en su arriate,
llovido de flores en su corazón, 
aún digno de la gloria de la vida. 
A pesar de la neblina del horizonte
puede encontrar unas suaves manos
en su laberinto de horas perdidas,
descender al lecho cálido de la piel, 
exorcizar sus carecías del recuerdo, 
hacia esa fresca alma de amapola.

Pradera cálida floreciendo dulce,
desnuda la mejilla al beso puro,
heredad de la dulzura tácita, 
prendido al labio demandante,
al juego estrellado de unas manos, 
a su gloriosa llama de hiedra.
Sendas embelesadas, inocentes,
labrándose momentos secretos, 
intuidos, regocijados de albas. 
Siempre al cantar del poniente,
empapados del cálido rocío.

Levantar la airosa madrugada
de su zodiaco dosel de titanes,
por ese sediento delirio mágico.
Acero y seda. Hombre y mujer,
despertando la esencial belleza, 
en el esplendor del fruto del deseo. 
Encendiendo la celada noche,
sin tregua, se buscan, se hallan, 
Juntos, nutren anhelos con delirio, 
éxtasis precioso apresura la cumbre,
paroxismo que enaltece sus almas.


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