Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

domingo, 11 de diciembre de 2016

Se viene y se va…


Se viene y se va…

_Puesta la mesa, la nieve se envejece_,
Me dices removiendo la esperanza de la tierra…,
palabras al oído, del otro lado del tiempo viajero.
Y yo azul, desplegado del rostro, glosando fiebre,  
en progresión a las olas de vida, sin renuencia,
me embriago de la paz de la noche, con motivos.
Se siente el aroma tosco del concepto en los aljibes,
allí el llanto deshoja de sus frutos a las pupilas,
de sus milenarios secretos, con ritmos eternos.
Nunca se posterga, se viene, se va, y se viene,
arando los vientos la emoción de la canción desnuda,
saludando recuerdos de granito, grabados inertes.  

La sonoridad del aire te lo dice,
estremecidos sus susurros en la espesura,
intenso mordiendo los labios al precipicio.
Si, vigilante en los saltos de agua en las calles…,
por cada uno de ellos, un pez  símbolo, se eleva
rescata de sus aletas suficiente evocación
para encontrar el río que le dé de beber…
Vuelve, y vuelve al pasado de la experiencia,
de ideologías y placeres, medio vestido
con el  pensamiento, estudiando las noches,
abiertos los ojos en justa advertencia,
se alza la etnología en las constelaciones.

Es aquí donde poco tenemos por delante, 
aún menos estridentes y pesadas campanas
con sus tallos alzados al cielo abierto.
Sin sutiliza, con intimidaciones arrogantes,
campanas, sobre campanas, heridas,
pisando la indiferencia del vidrio frío.
Permanece despierta la estrella oscilante
a esta hora deshabitada, de ineptitud atrapada.
Empuja la palabra los temores legítimos,
indefenso está el mundo de los hombres
y llaman plegaría a la ciencia estereotipada,
si se aferra a la vida del suelo que protege. 

Por una vez, asomadas a la ventana, una, dos y tres…,
encontró el río su pez y le dio de beber su agua,
y las campanas, sobre campanas, una, dos y tres…,
….., repicaron


No hay comentarios:

Publicar un comentario

"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"