Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

sábado, 5 de noviembre de 2016

Goliat


Goliat

La fortaleza es un pulso que solo se adhiere a aquel  que jamás se rinde, pues vivir lo siente sinónimo de todo lo esperado, lo inesperado, como vertiente obtusa puede ser la circunstancia que te golpea a traición, sabiendo que por duro que sea, es una garantía más, de que no eres quietud absoluta, de que tú alma es acogida aún por la luz de la vida. Así transcribir el norte cuando te asalta en su negatividad, o positividad, significa que somos y seguimos siendo barcos que transitan todas las perspectivas en las distintas pieles de la tierra.

Arisco el viento, el de ese instante, y él con su mirada de terciopelo atenuó el frío invasor que pretendía ser dueño de los sueños de ella…, los de él…

_No importa dónde estamos, ni de dónde venimos, por ello no dejamos de ser lo que somos, ni tampoco se nos cierra el horizonte, para seguir hasta descifrar el misterio de todas nuestras rubricas, escritas de antemano,  por nuestras estrellas_

Minúscula luz, era ella, a sus  ojos amenazaba diluirse en la oscuridad de la inconsistencia de la desesperanza…

_ Es demasiado grande esta vez el monte de roca, para  erosionar su piel con mis frágiles uñas, y tú no tienes la onda de David para derrotar este Goliat de un solo ojo_

Volátil es la musa cansada de ser inspiración, siglo tras siglo, cuando aún no se le ha puesto su pedestal de gratitud, y abandona a su pupilo sin piedad. Era así como él sentía la corriente que les arrastraba, tan enajenada de silencios; un enemigo arbitrario, con necesidad de mártires sin importarles sus nombres…

Se posará la paloma después
sobre la rama quebrada,
pues el árbol queda en pie,
a pesar del vendaval furioso,
del grito de la furibunda tormenta.

Será ella, la paloma la que nos guíe.
Nada quiebra sus alas de esperanza,          
ni ralentiza el instinto de su estirpe.
Tú, y yo, a lomos de mi caballo
seremos ese viento que la acompaña.


Le cantó él a sus sentidos, como antídoto a aquello nacido sin remedio, sin previo aviso, con las armas del dolor, para que no olvidará, que al igual, que el agua del río siempre sigue su curso, y jamás se deja vencer por las dificultades del recorrido, ellos alcanzarían su ribera… 

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