Déjame dormida…
Déjame dormida si
no despierto.
Será la música
descalzada
de los ocres
soles de otoño,
los que liberen los acordes
de tus venideros
sueños,
y seguiré siendo
tu melodía,
la que se suelta
su cabello,
cuando los
pájaros verdes
desde la libertad
de mis ojos
afirmen su eterno
vuelo...
Déjame dormida si
no despierto,
y en cada nota
que esperas,
del inconcluso
firmamento,
te cantaré la
vida sin reproche
madrugando tus
mañanas
como una estrella
vigía...
Son tan inciertos
los inciensos
alimentando los
olores...,
componen tristes
despedidas
aún sin dejar dar
ese último beso.
Déjame dormida si
no despierto…
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"