Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

miércoles, 5 de octubre de 2016

Déjame dormida…


Déjame dormida…

Déjame dormida si no despierto.
Será la música descalzada 
de los ocres soles de otoño, 
los que liberen los acordes
de tus venideros sueños, 
y seguiré siendo tu melodía, 
la que se suelta su cabello,
cuando los pájaros verdes
desde la libertad de mis ojos
afirmen su eterno vuelo...

Déjame dormida si no despierto, 
y en cada nota que esperas, 
del inconcluso firmamento,
te cantaré la vida sin reproche
madrugando tus mañanas 
como una estrella vigía... 
Son tan inciertos los inciensos
alimentando los olores..., 
componen tristes despedidas 
aún sin dejar dar ese último beso.


Déjame dormida si no despierto…

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