Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

jueves, 18 de agosto de 2016

Cuando llegue el invierno


Cuando llegue el invierno

Mis sentimientos son aves
Volando hasta el infinito,
algunos con sus alas rotas.
Su pulso arrebola acústico
la sangre de las hojas verdes,
tibias prominencias del tallo
fuentes de la geográfica piel
donde el viento posa sus labios.

Quizá no tengan retorno,
festejan albas en los manantiales.
Umbral celeste de la flor,
posada de la cansada tarde,
donde llega la mirada del amor
a contemplar los senos de la rosa,
enramada de pétalos musicales
ofertando sinfonías al paladar.

Y cuando llegue el invierno,
en esos brazos de frío ocre,
yo me habré ido abandonada,
sobrada del inventado tiempo,
licuada de victorias olvidadas,
invadida del ardor del muérdago,
en una gloria que el signo ofrece
a perpetuar sobre el lienzo de la vida.




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