Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

sábado, 9 de julio de 2016

Albor


Albor

¿Quién canta cuando la voz se calla?
Se elevan los suspiros en la boca,
relato blanco reñido con su decir.
No quiero esta luz que no ve, 
escondida tras la acre capa de la noche.
La noche es una gran urbe dormida,
con sus luminosos bosques cansados.

Rima de los cuadernos sin techo,
desgranan sus páginas perseverantes,
al abrir sus estrofas a la tristeza.
Hay un punto que se niega a combatir
la lluvia de gemidos de las nubes.
Sus silenciosos vientos sin lágrimas,
sonríen al misterio frío de la muerte.

Albor, pájaro dorado y esquivo,
prohíbeme este vacío inútil.
Vuélveme a soñar con el sol en la hierba,
desnuda en la estepa de la nitidez.
Bajo la piel dorada de las arenas,
donde el mar funde sus orillas de sueños
y hace reír a los jirones en las sendas.

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