Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

domingo, 19 de junio de 2016

Vergüenza ajena


Vergüenza ajena

Después de escavar la tierra,
escondiendo el oropel inhumano
del hombre hacia el hombre,
me di cuenta de que la vida venía
corriendo tras de mí, exaltada.
Me mostraba su gran credencial,
aquel que te exilia con la certeza,
con  sus embajadas en el corazón.
Una flor habitando en ti, dulce.
auxiliada por el ghetto del amor.
El tiempo, ahí,  importa lo mismo
en una hora, que en toda una vida.

¿Por qué he de estar perseguida?
La vergüenza ajena me sirve
resguarda el cauce de las arterias
en el sangrado palpitar del derribo.
La risa helada de la niebla
parece frágil deslizada ante los pasos,
y solo son las calles las que abren
sus ventanas al tranvía incierto
en el viaje a ciegas de  la justicia.
No más álamos en los arroyos,
con sus lloros imperturbables,
entorpeciendo su itinerario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"