Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 20 de junio de 2016

Perennes verbos...


Perennes verbos...

Me dio la ocasión conocer
la soledad de las avenidas
alejada de utopías ojerosas
de aquellos sueños de nadie.
Los dialectos sueltan la lengua
en equivocas afirmaciones,
son los números retorcidos
los que abrazan las cifras.
Muestran su ávido apetito
en demoler el santo estigma
adherido al alma de las gentes.

Quisiera el pobre hombre
la grandeza del hombre pobre,
siempre y cuando la paradoja
no sea afín a la ambigüedad.
El lado íntimo de la superficie
posee una profunda torpeza,
aún hoy se revuelca babeante
en la lascivia fría de la inercia.
Dieron potestad al sentimiento,
a pesar, los perennes verbos,
con su celeste mirada inefable.

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