Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

lunes, 23 de mayo de 2016

Canción


 Canción

Notas musicales  que vuelan
son bandadas de pájaros asustados,
salen de la cabeza en un tempo
pillando desprevenido el aire.
Savia voraz por donde respira el habla
de las piedras en las estatuas.

Por algún sitio se oxida el mundo.
Derroche que custodia la tinta,
nunca será palabra verdad de la tierra.
Raíces que a sus oídos lloran,
un destino que ignora el derrame
de ceniza de las bocas condenadas.

Brazos del peligro rebosados de polvo
la hombría de fuego enmudecen.
Idioma delator de las calles del tiempo,
crecen los fragmentos de las sombras
por las vertientes de los ríos despojados,
de la huella, del credo, de la fruta de la verdad.

La canción de la vida no declina
aún dispersa en su extensa orilla,
sencilla en su espesura comparece,
allí donde el fondo toca en la intemperie
el seno de la carne con su adagio,
notas adelgazadas en tempo larghetto.


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