Canción
Notas musicales que vuelan
son bandadas de
pájaros asustados,
salen de la
cabeza en un tempo
pillando
desprevenido el aire.
Savia voraz por
donde respira el habla
de las piedras
en las estatuas.
Por algún sitio
se oxida el mundo.
Derroche que custodia
la tinta,
nunca será palabra
verdad de la tierra.
Raíces que a sus
oídos lloran,
un destino que
ignora el derrame
de ceniza de las
bocas condenadas.
Brazos del
peligro rebosados de polvo
la hombría de
fuego enmudecen.
Idioma delator
de las calles del tiempo,
crecen los
fragmentos de las sombras
por las
vertientes de los ríos despojados,
de la huella,
del credo, de la fruta de la verdad.
La canción de la
vida no declina
aún dispersa en
su extensa orilla,
sencilla en su
espesura comparece,
allí donde el
fondo toca en la intemperie
el seno de la
carne con su adagio,
notas
adelgazadas en tempo larghetto.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"