Tras la lluvia
Has venido con aroma
a hierba
con luz de alborada
en tus ojos,
incendiando Mayo por mi piel.
Ya no hay
desdicha en los trigales,
se derrama vino dulce
de tu boca ,
culmen de savia de
tus labios.
Hoy estoy tallada
de enredadera,
sin más testigo que
el ritual del azahar.
Ternura dulce de
sábanas nupciales,
de esos días de
memoria de semilla.
Ser de ti
quisiera, vestida de seda del alba
Mi regio nostálgico
amor amanecido.
Sensación
atávica de callados otoños
de brisas
indolentes en el rostro.
Tu mirada me
dice más de la noche
que el plenilunio
en la alcoba.
Descifro tus
palabras de los silencios,
son gotas de
rocío acariciado mi pelo.
Prevalecerán nuestros
sueños
caminando a
ciegas nuestras orillas,
sembrando riveras
de rojas amapolas.
Tu limite explorando
mi limite.
Solo dedos, pieles
y bocas húmedas,
y el aire de la
dehesa tras la lluvia.
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