A mis manos
A mis manos le nacen palomas
a cada caída de pestañas del cerro
allí donde está mi casa dormida
la que imitaba mis juegos de niña
en las noches de lluvia y viento.
No es su canto nana de pentagrama,
es trino de jilguero a la sombra del olivo.
Baile del trigo entre la rueda del trillo
al despertar la siesta en el mes de Junio.
A mis manos le vuelan palomas
un quejido exhala la boca del tiempo,
acariciando la blanca espuma en la tarde,
mantilla al oriente que vestirá la luna.
Serena quietud de estrella peregrina
golpetea la noche deseosa de mar
serpenteando el camino hasta la orilla
deliciosa sinfonía componen a tres voces
y a mis manos gaviotas le volarán
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"