Momentos
Tantas veces errar supera a la
cordura
que se llega a ser, esa cría de ave
a la cual se la incita a volar.
Temerosa abre sus alas sensoriales
y desde el risco del mundo
se lanza en un salto esplendente
directa hacía el bulevar frenético
de esa
tormenta emocional
que con su
inquietante seducción
amenaza
con desequilibrar la razón.
Arrancarse
lo imposible del recuerdo.
Trasladarse a una vida surrealista
alternativa, con luz del plenilunio.
Pues
sólo la luna, fría como el hielo,
brilla inconsciente en los umbrales
de la soledad más taciturna.
Y en ese lance la luz se derrama
siempre, descuidada, sin
perspectiva.
No podemos hallar el dulce momento
sacudiendo el sudor al tiempo.
Menos aún, de ese sudor, la lágrima.
Se va irremediablemente sin llegar,
tras el domo de un pájaro cantor.
Miremos el céfiro en el trono de la tarde
Y en la
sonrisa que despierta al alba
cuando
suave, le peina el cabello.
Atrapemos el
fugaz latido de un beso
en el
instante que le nace el corazón
para
acariciar con ternura el alma…
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"