Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

viernes, 27 de diciembre de 2013

En nombre del amor


En nombre del amor

 

Carne flor del desierto

espera la caricia de la lluvia.

Florece desde sus cenizas, 

con el aterciopelado cielo.

Oculta las luces de su misterio

cediendo el espacio a las estrellas.

 

Vibrante magia, hija de la pasión

enardecida con tul de doncella,

te quedas exhausta en tu fulgor 

tan ligera como la excelsa llama, 

sin poderlo evitar.

Al mismo tiempo te eleva,

te derrumba sobre la fragua

murmurando el honor de la gracia,

otorgado como regalo,

propio del dios más pagano.

 

Si tus pies fueran firmes raíces,

con esas puertas abiertas

de ojos ciegos, de bocas mudas.

Buscaría más allá,

venciendo el límite del horizonte

antes que irremediablemente

se le escurra de entre los dedos, 

y sin renuncia se agote... 

 

Luego sin tregua, herida abierta

derramando aguas por cada ángulo, 

ondeando y murmurando 

bajo la luz del sol o de la luna.

Mientras ese incesante, 

canto de cigarra lo delata,

apacible alucinación de un oasis 

en medio de la arrogante nada,

y de las candentes arenas de la vida.

1 comentario:

"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"