Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

martes, 22 de octubre de 2013

¡No llames, entra!

No siempre amanece con el tiempo en calma, hay días que aunque el sol luzca su mejor traje, en tus ojos, una tenue lluvia lo moja todo y da igual que abras el paraguas, ese día, tienes que pasear bajo tu cielo lloroso y dejar que te cale hasta los huesos... es casi un ejercicio de restauración, de sanación.... 


¡No llames, entra!

Una mística prosa me nace…,
aquí!, En el fondo de mi alma.
Y cruza el viento manso 
aligerando el polvo a mi espalda.
Que no es valiente la arruga,
es solo el cansancio del andar
dibujando metáforas en la piel… 

No llames a mi puerta 
que no te abre…, está abierta,
pues puerta soy…, pues la tengo 
y es por donde se me llega…,
¡No te asustes!
El camino es pedregoso
hasta el valle de mis lágrimas.

Si entras tú y no llamas, 
que no te asuste mi llama.
No es ira, no es rabia,
es el surtidor de mi pensamiento,
que en todo su combustible 
como vigía en lo justo
hace arder las llamas… 

Volveré cuando me haya ido,
si no es dibujando huellas
lo haré cantando versos, 
que son mi sangre, 
que son mi oxigeno,
aunque no me queden venas,
ni boca que beba del aire.

Antoñi



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