Mi gloria y mi perdición.
Oh, audaz águila, rey de mi firmamento
desciendes hasta alcanzar con tu boca
mis labios que te esperan entreabiertos.
Serás explorador de las suaves dunas,
calladas por las curvadas líneas de mis muslos.
Mis sueños son palomas buscando tu cielo
Y en otras, inquilinos de un mar furioso,
que buscan entre tus mareas un manual
que me enseñe a nadar en otros mares,
decididos a atrapar mi voz, fija en el aire.
Cierro mis ojos a la ebria realidad
que expone este corazón enamorado
a la cruenta espada de la traición.
Eres dueño de mi alma, y nunca me amaste,
y siempre serás mi gloria y mi perdición...
Por eso baja la mirada la luna avergonzada
Cómplice del desagravio en el sentir
de la encelada noche en su madrugada,
guardando en su aliento un fiero rugir,
que abre las heridas sangrando mi verdad…
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"