Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

jueves, 29 de agosto de 2013

Maldigo


Maldigo

Maldigo, sí, maldigo ese reloj pendenciero
que se alía arbitrario, con el volar de la tarde,
y no nos regala ni un amanecer más,
ni un quejido que rescate su gracia a la madrugada.

Maldigo a lo imposible por su cerrada voluntad,
por su mirar celoso de esbirro encorsetado.
Y a esa tormenta furiosa de sentimientos
que despierta a la culpa en su conciencia.

Me maldigo, sí, me maldigo en este instante,
ingenuo, que me hechiza, me domina
llevándome inconsciente al reino de tu sonrisa
donde mi piel respira la fragancia de la tuya.

Te maldigo a ti, por enamorarme sin piedad
por tenerme sin tenerme, sin tenerte...
Por alimentar esta sed desesperada
con unos pocos momentos robados...

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