Lo que muere.
Se cierran ventanas en el camino trazado,
incluso la sombra deserta de la imagen.
¡Que despiadado se muestra este instante...!
No se conmueve por el dolor que me causa
al herirme el corazón, con lo que se lleva.
Esos pasos que fueron ejemplo una vez,
se vuelven en la memoria, recuerdo...
Parece mentira, que aún estando vivos,
se abren grietas en cada trayecto andado.
De grandes bocas inyectadas de hambre,
que sin remedio aglutinan en sus estómagos,
fragmentos desterrados de nuestra alma.
Con lo que sabe a muerte, algo de mí es enterrado,
que nunca volverá a ver la sonrisa del alba.
Quisiera reconstruirme en ese silencio roto,
donde la lágrima se hace legítima, y se conmociona,
al reclamarte para el mundo en movimiento.
Que seas brazos que me abrazan fuerte,
palabra que me aleccione para superar
la frigidez de este segundo que te absorbe.
Increíble ironía es el vivir, si por ello hay que morir.
No podemos elevar una queja por un contrato,
que previamente hemos aceptado y firmado.
Solo nos queda, apelar al supremo
que en sus órdenes, no esté, hacernos morir
viviendo, enterrándonos poco a poco.
Bella es la vida porque existe la muerte, hermoso poema lleno de vida.
ResponderEliminarEs un placer pasar por este bello rincón.
Saludos