Insensible glacial
Se derramó en mí el deseo;
¡No era amor!, Y me delato;
son mezquinas las palabras,
nacidas de una ebria locura,
fetiches de astros trasnochados,
adeptos a perderse en sus vicios.
Olvida la luz de aquella luna,
su canto, era llanto aciago,
por una ceremonia falsa.
Ritual de unos cuerpos
que en la lujuriosa pasión
se decían palabras de amor.
No debes aporrear la piedra,
nunca te regalará su secreto.
Pude haber sido lava de volcán
en aquella sudorosa noche
tan poseída del poder de la llama.
Ahora guardo celosa mi destino,
en este insensible glacial.
Y no necesito de tu añoranza
que abrazada de soledad,
libera su necesidad, llamándome.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"