Tiempo muerto
Y se quedan los pasos sin
huella
intoxicados por la fina lluvia
y un carraspeo lánguido
abrasa mi garganta emocionada.
Mis palabras guardan condolencia
en un silencio desgarrado,
que sin llorar, mira al cielo.
Desde hace días llora sin consuelo.
La voz equivocada habla, y habla,
la piedad desertó de su alfabeto,
y su eco martillea mi cerebro
como una penitencia impuesta.
¿Quien sabe cual fue mi delito?
Quizá la memoria se me despide
y mi recuerdo enfermó desahuciado.
El dolor abdica en la indiferencia.
El olvido es un fármaco reparador
que se expide sin receta.
Ahora, y después se abrazan.
El antes es presente y seré niña.
Niña otra vez, para siempre
en la amnesia del reloj.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"