Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Qué le pasó a mi corazón?



¿Qué le pasó a mi corazón?

Llegas sediento, sin equipaje
Cual caballo salvaje al abrevadero.
Vagabundo de emociones,
itinerante de la ruta celeste,
usurpador de la foresta en su primavera,
necesitando el abrazo del descanso.

¿Qué ha pasado con mi corazón?,
Intenté refugiarlo de la helada del invierno,
del fulgor de tus ojos cuando las flores abren,
y me lo robaste  casi sin darme cuenta
antes de que el estío anunciara tu partida.

Recuerdo en el vacío desolador,
que trae el desabrigado viento de otoño
haberte escrito un mensaje desesperado;
“te has llevado mi corazón, cuídalo,
no me lo rompas en mil pedazos.”

Cayeron las hojas melancólicas y tristes,
deshonradas en su generoso servicio,
con un presente como regalo, el olvido.
Y en ese sepelio tan carente de duelo,
Sentí el palpito de mi corazón herido.

Solo con la arbitraria lluvia soleada,
me duele desangrado, muerto, abandonado.
y ahora vienes buscando un refugio de amor.
Acaso has olvidado que no tengo
otro corazón para ofrecerte.

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