Nadar en la nada
En el interior de la nada, palpita el alma sin cuerpo.
Será que la nada es todo y por todo, es nada.
Fábrico minutos al reloj del sol… ¡Que no se duerma!
No son días, si la laguna que me baña se angosta,
si en su empeño en hacerme naufragar, de mi se olvidó.
Las últimas hojas de la tarde, resbalan de su rama,
Quieren dormir el sueño de la noche abrazadas a su madre.
Los ojos de la luna se abren con lentitud, somnolientos…
Presiento el gráfico que abre en clave la memoria de lo eterno,
Y siento el navío de voces de otros tiempos, llamándome.
Se ciega la incógnita, venciéndome la febril madrugada,
vahído que cierra los parpados en un profundo subterráneo…
¿De entre todos ellos, quien soy yo?, respuesta que asusta.
Se encontró la libélula con su imagen en el espejo del agua,
Y sin saber quién era, sorprendida, alzo el vuelo escapando.
Más allá del dialogo profundo de las piedras del mausoleo,
Existieron las formas que marcaron las huellas con presencia.
Pintura de un cubismo exacerbado, lee por siglos la historia,
pinceladas de sangre seca, que brota fresca en el presente boceto.
Bocas selladas, ojos con venda, condena la vida sin memoria.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"