Ven Conmigo

Sin duda si existe algo que hace desgraciado al ser humano es vivir reprimido, escondido detrás de un recato impuesto por una serie de costumbres sociales amparadas por lo que una determinada filosofía dicta como ética o moral. Bajo el amparo de esa ética, la mujer ha vivido sometida a la voluntad del hombre, incluso en algo tan natural como es su sexualidad, a pasos pequeños ella a través de los tiempos ha ido escalando sobre esa enorme montaña y reedificando su derecho a sentir, a elegir sin que se le catalogue con etiquetas discriminatorias, que en tiempos pasados pasaban incluso por el repudio social. Hoy en sociedades como la nuestra, la mujer es libre en ese sentido, al margen de alguna mente retrógrada y obtusa que sigue estancada en el Neandertal.
Este poema está pensado en la iniciativa de la mujer a elegir; que quiere, con quien y donde, sin puntas o alfileres que mancillen su honestidad como persona, cosa bien distinta a este libre albedrío apto para todo ser humano sin distinción de sexos... Es un tanto metafórico, jajaja, quizá estaría mejor decir cosas como;
_ Fíjate tú, elemento único de la creación, que tengo inquietud de escultora al verte… si me dejas, con estas manitas, perfilaría sobre tu cuerpo una majestuosa escultura, que te harían subir los colores_....

O esta otra..
_ ¿Te puedo hacer una foto?, quiero enviársela a mis amigos para demostrarles que los ángeles existen...

O tal vez
_Bonitos pantalones....quedarían muy bien en el suelo de mi dormitorio_...

También
_Tan avanzada está la ciencia que hasta las esculturas caminan, muñeco_

Y esta también, porque la necesidad sexual es derecho de todos…
_ Soy lesbiana y al verte he empezado a dudar.... ¿Me ayudas a cambiar?_

Bueno ya me he desinhibido un poco y me ha sentado de maravilla… Gracias a todos…
Besos en pareado como un poema de versos inacabados, porque mañana, muchos más… una besucona de cuidado que soy, jajajaja

Ven Conmigo

Ven conmigo a desnudar la noche,

como viajeros de este tranvía insomne

que abre ruta entre los rosales de invierno,

y seremos cómplices del deshilo de las luces

redimidas de la perpetua mirada de sus ojos.

Ven conmigo a este oleaje del desierto,

sin recuerdos de nubes rojas en alerta.

Construiremos un cadalso de mieles

con la madurez de la pasión incendiada.

Ven conmigo al palomar de oídos de piedra.

El arrullo de la piel se besará en secreto

hechizada con el poder del nido de la macuá.

Ven conmigo al fondo de este manantial,

donde confluyen los ríos de carmines,

y los cuerpos se hacen valses de emociones.

Ven conmigo a lo alto de la cúpula celeste

derrotados por este cáliz hambriento,

que conjuga nuestras voluntades

en el aura de un mismo verbo…