Una noche cualquiera
Vivir es morir, pensaba, abriendo la puerta de su automóvil. Era una de tantas
noches de madrugada de sábado, retrasando su partida, agotando la clemencia de
unas copas en una sala de fiesta de las muchas que le daban opción a vestir de
gala a una de sus muchas citas. La sofisticación y la belleza, cantaron el
himno una vez más;
_Mucho por fuera, nada por dentro_, Se decía a sí mismo, mientras abría la
puerta a su acompañante.
No tendría ese encuentro nada que contar al amanecer, sería solamente como ir
de excursión a un lienzo que no tiene definido el estilo de sus pinceladas.
Algo que nutre su mirada y apacigua el hambre de la carne, sin esperanza de
definición.
Fue al regreso a su apartamento, refugio amurallado y escondite idóneo de su
cruel invasora, la soledad. Cuando entre sus pensamientos apareció una voz sin
sonido, una voz expresada como un pensamiento, producto de otra alma y dirigida
a él;
"La historia que escribieron tus dedos sobre su
piel,
trae hambre de siglos buscándome.
No importa el color de ese epitafio,
que olvidado dejaste impreso en sus senos,
será como siempre, la última noche...
Florecerá al amanecer la rubrica de tu firma,
como una rosa tatuada en la heráldica,
que se ciñe al cinturón de tu estirpe.
La historia que escribes en el perfil de tu memoria,
me reafirma como mujer en la aureola de tu sombra.
No se sacia, estructurando sus capítulos, con el índice,
necesita una saga completa para sellar su final.
Es una odisea de encuentros perdiéndome,
sin saber que escribes tu destino sobre mi nombre,
para seguir errante en la eternidad
buscando mi alma como un naufrago...."
Paralizado sospesó la posibilidad de que el tiempo marcaba
sus pasos muy rápidos y el alcohol consumido se destilaba con demasiada
lentitud. No podía ser cierto, o quizá estaba empezando a volverse loco….
_¿Quién eres y porque no me dices como encontrarte?_ Gritó al silenció dormido
y nada le respondió….
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"