Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

miércoles, 15 de agosto de 2012

Pasión prohibida

Es imposible que no sienta la necesidad de parrafear la introducción de mis poemas, a pesar de que a veces no lo haga, más que nada por no ser demasiado cansada. Siempre me hace ilusión decir que me lo ha inspirado, y al mismo tiempo, me sirve como reseña para mi propio archivo de recuerdos.
He repasado un poco la vida de los grandes poetas del romanticismo, como sabéis algunos de ellos sufrían por un amor tormentoso, imposible, y ese detalle les daba ese gancho tan bucólico, tan romántico, puesto que el amor no vivido o prohibido se idealiza mas, se convierte en pasional en toda su tesitura. Pues tomando nota, he hecho memoria de mis amores imposibles… ¡uif!, jajaja he encontrado unos pocos, casi olvidados… lo intenté, y al estar en pasado, como que no…, entonces, sondeé en el presente… ¡Ay, de mi!, He hallado muchos y con nombre y apellidos, condenada a la hoguera del divorcio estoy, como la lengua se os dispare hacia los oídos del amor de mi vida… Tales son; Richard Gere, Kevin Costner, George Clooney, Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y los siete etc. del alfabeto castellano, que se pasean con sus razones colgadas del brazo… espero que no me lean o el bochorno me obligará a cerrar esta página…
Mil besos a todos…



Pasión prohibida

¡Ay!, este lamento de silencio,
que se hace ceniza de llanto
en esta frágil cuna de orgullo.
¡Ay!, férvido castillo de arena,
te deshaces como hojas al viento
en un ufano delirio carente de piedad.

Como voy a escribir tu nombre,
en el correr de las venas de mi sangre.
Como voy a expresar este duelo,
sin objeto, por morir sin haber nacido.
Dulce es el amor, aunque se cierre
trucando su destino en el último capítulo.

Si pudiera fabricar de la nada,
polvo de estrellas de una constelación
que abrigue este sueño, una sola vez.
Si pudiera respirar el placer
sin la cirugía de un aura imaginada.
No sería tan feroz este cuchillo
de tormento que me inunda.

Dicen del infame gozo prohibido,
que vive con el alma revuelta
suspirando vergüenza en el pecho.
Yo quiero ahogar mi boca en ese vaso,
beber ese cáliz hasta su última gota
y redimirme después volviendo
una y otra vez al vientre de su seno…

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