Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

martes, 14 de agosto de 2012

Óyeme, siénteme, tómame….

Me preocupa el estado actual del mundo, odio las guerras, lo mismo que aquellos que las provocan, aparecen ante mis ojos, como alimañas, porque causan muertes y además en masa. Nunca existirá para mi nada que sea más digno de respeto que la vida, luego la razón que lleve a provocar un acontecimiento tan deleznable, no es una razón que encuentre justificación arropada por las leyes más elementales de la justicia…, esa justicia que va mas allá de lo que establece la conveniencia de un grupo, como reglas de convivencia, que tratan de evitar que los derechos de ese grupo sean asaltados, y que todos sabemos que tienen sus lagunas, ya que muchas veces peca en su naturaleza por ser cruelmente injusta.
Tengo que hacer un inciso en mi afirmación anterior, puesto que nunca consideraré a un pueblo que eleva su voz, exigiendo su libertad y sus derechos, culpable de ninguna guerra, el culpable siempre será aquel o aquellos, que se erigen como papaítos, salva patrias, considerándose propietarios de los designios de un pueblo, estableciendo normas que impidan poder expresarse y comportarse con libertad, hasta el punto de limitar su capacidad de crecimiento, si contraviene a sus intereses. Un pueblo, un país, un grupo social, se pertenece a sí mismo, nadie nace con el derecho de imponerse…
Yo creo firmemente en esa frase que dice; “Haz el amor y no la guerra”, nunca mejor dicho; “Paz en la tierra y guerra en las camas”, jajajajaja… es para desdramatizar un poco mi introducción y dar paso a mi poema, que va del amor, algo que debiera primar siempre, frente a todas las cosas y el mundo tendría menos problemas… ¡Que ustedes se amen bien!...
Gracias a todos
Besos en vez de misiles para todos y para este mundo que parece escrito al revés…


Óyeme, siénteme, tómame….

Lee en mi rostro en el tiempo que respiras,
también mira de qué color se abre mi mirada.
Qué el miedo no recite el baremo petrificado
de tantas noches impías elevando tabiques
para que no crecieran lirios en tus madrugadas…

Este resplandor de las hojas, no es de este bosque,
que languidece sin que eleves tu cabeza desafiante.
Son del valle que hay más allá de los sueños,
donde mi pecho se abre como un crisol de cristal
que tiene miedo a romperse sin que nos tengamos…

Tenme en esta mañana de reflejos azules,
allá en el rodal entre las flores que vinieron del mar.
Y haz con ese momento un nimbo de fuego
que sea capaz de contener para siempre el instante,
que como libélulas de colores elevemos el vuelo….

Porque ahora, no es antes, ni mañana, en tu aire,
es como un vino con sabor a grosella en tu boca.
Que si desciendes desde esa constelación binaria,
beberás embriagado por su aroma…Sintiéndome,
como hipnóticos aldehídos viajando por tus venas.

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