Perderse implica desconcierto y miedo a no volver a encontrarse, no volver a encontrar, y es que con todo lo bonito que es vivir, se cimenta en unas bases que son comunes a todos los que nacemos a luz de la tierra. Adquirir seguridad en muchos aspectos depende de nuestra reafirmación como personas en lo que verdaderamente somos, y para ello se necesita una estabilidad emocional que camine a la par con nuestro crecimiento físico e intelectual…
Siempre he pensado que si un niño crece sin afectos, se corre el riesgo de que nunca sepa expresarlos, que sea en extremo alguien frío, o por el contrario, extremadamente sensible e inseguro, que se le catalogue como alguien frágil, con baja autoestima. Es una apreciación que vista por un profesional, seguramente incluiría muchas desviaciones aún mas graves, sin desmentirme estas. Lo que me induce a afirmar que el ser humano, necesita el amor, amar y sentirse amado, para tener armonía plena consigo mismo, de ahí que cuando ya de adultos nos enamoramos o creemos estarlo y la relación fracasa, nos sentimos como un barco a la deriva sin un destino seguro, sin arraigo. Posiblemente habrá quien me desmienta esta reflexión, puesto que para opiniones, colores…, lo que nunca podrá rebatirme, es que todos buscamos de forma consciente o inconsciente, el amor, porque hemos nacido con esa necesidad y todo en nosotros nos induce a sentirla, desarrollarla…
Este poema es de ese grupo que últimamente se dibuja en mi mente, el desamor… Me tiene un tanto preocupa, jajajaja, tengo que vigilar los derroteros de mis sentimientos, esto rebordea la obsesión… ¿Me estaré desenamorando?... ¡Ahí por Dios!, si me ocurre eso, que no sea la última en enterarme….
Mil besos de buena fortuna, sobretodo, para que nunca os falte el amor…
Siempre he pensado que si un niño crece sin afectos, se corre el riesgo de que nunca sepa expresarlos, que sea en extremo alguien frío, o por el contrario, extremadamente sensible e inseguro, que se le catalogue como alguien frágil, con baja autoestima. Es una apreciación que vista por un profesional, seguramente incluiría muchas desviaciones aún mas graves, sin desmentirme estas. Lo que me induce a afirmar que el ser humano, necesita el amor, amar y sentirse amado, para tener armonía plena consigo mismo, de ahí que cuando ya de adultos nos enamoramos o creemos estarlo y la relación fracasa, nos sentimos como un barco a la deriva sin un destino seguro, sin arraigo. Posiblemente habrá quien me desmienta esta reflexión, puesto que para opiniones, colores…, lo que nunca podrá rebatirme, es que todos buscamos de forma consciente o inconsciente, el amor, porque hemos nacido con esa necesidad y todo en nosotros nos induce a sentirla, desarrollarla…
Este poema es de ese grupo que últimamente se dibuja en mi mente, el desamor… Me tiene un tanto preocupa, jajajaja, tengo que vigilar los derroteros de mis sentimientos, esto rebordea la obsesión… ¿Me estaré desenamorando?... ¡Ahí por Dios!, si me ocurre eso, que no sea la última en enterarme….
Mil besos de buena fortuna, sobretodo, para que nunca os falte el amor…
El amor se va
Hoy como verdad de lo que siento;
despliego el anual de la memoria,
como un bonito mural surrealista
que cifra sus reglas como incógnitas,
y no halló otro compromiso en mi,
que aquel que me dicta mi conciencia…
Por qué solo la memoria lo sabe,
errática en el tiempo que bebe su gloria
con ebria alegría en el esplendor
de un momento, que nunca se pierde.
Te digo que todo y nada, crecen juntos
Y solo tú en tu soledad los diferencias…
porque todo se quedó en nada,
después de que la ilusión se durmiese…
Construimos almenas de sueños
en castillos cimentados en las nubes,
esperando que la cordura se reencontrase
y se hiciera una cuna con tus palabras…
Eran solo musgos oxidados, que liberaban
su agonía
de la roca que se negaba a ser otra cosa…
y es que no conoce el haragán la
obligación
en esas noches que al carecer de luna se
oscurecen.
Queda, Si, un quejido de mar que arrebata
el silencio opaco de los párpados
contraídos
en su desolado mundo de desesperanza,
que si se roza, se eleva un sordo
instante.
Es lo que queda, como sumisa rutina
que se quiebra en contacto con el aire…
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"