Olvidando los grandes inventos del hombre, cuya intención, no es otra, que la de organizar nuestra existencia, os digo que hace unas cuantas lunas que no os presento nada nuevo. No quiero hacer una exhibición de escusas, cada cual tiene sus momentos, sus circunstancias, producto de que somos parte de la naturaleza de este planeta, sujetos a los eventos de la climatología y digamos que esta hija de la madre tierra es bastante vulnerable a ellos. Dubitativa y reflexiva, mas anquilosada de lo habitual, me desinhibe la vagancia en cosas más livianas, como la música o la granja (FarmVille), algo muy contrario a mi carácter, adverso en ser atrapado en vertientes surgidas para crear hábitos de conducta en masa… ¿Qué soy, después de todo?, Una imperfecta mujer que necesita, como todos, evadirse de vez en cuando de la realidad, para así poder sobrellevar determinadas circunstancias que se hacen pesadas cuando la solución se halla al final de un duro camino.
Como la realidad es lo que realmente dirige nuestra vida, no pienso por nada del mundo, permitir que esta tendencia a la vagancia sea el timón que mueva mi barco, para nada, a pasos cortos como una tenue llama que apenas empieza a prender, seré una gran fogata cuya intensidad será equitativa a mi permiso de permanencia en la luz del mundo. Que no significa que no haya recaídas, las habrá seguro. Como muy bien dice este refrán de la sabiduría popular; “la cabra siempre tira al monte” y perdonen si suena a vulgar…
Dicho lo dicho, este poema, es de lo mejorcito que he podido rescatar de las elucubraciones donde mi mente parece perderse últimamente, en su ir y venir, de pasado, presente y futuro, quizá porque le inquieta ese último llamado futuro…
Gracias a todos
Y mil besos como alitas de paloma que unen controversias en la longitud de los planetas….
Como la realidad es lo que realmente dirige nuestra vida, no pienso por nada del mundo, permitir que esta tendencia a la vagancia sea el timón que mueva mi barco, para nada, a pasos cortos como una tenue llama que apenas empieza a prender, seré una gran fogata cuya intensidad será equitativa a mi permiso de permanencia en la luz del mundo. Que no significa que no haya recaídas, las habrá seguro. Como muy bien dice este refrán de la sabiduría popular; “la cabra siempre tira al monte” y perdonen si suena a vulgar…
Dicho lo dicho, este poema, es de lo mejorcito que he podido rescatar de las elucubraciones donde mi mente parece perderse últimamente, en su ir y venir, de pasado, presente y futuro, quizá porque le inquieta ese último llamado futuro…
Gracias a todos
Y mil besos como alitas de paloma que unen controversias en la longitud de los planetas….
¿Dónde
está?
Una
palabra implora al cielo,
pero
falta mucho tiempo aún
para que
la voz del invierno se agote.
Un azul
sombrío imita al gris
y a
tientas la luciérnaga vuela
somnolienta,
como un candil,
señalando
la oración de la tarde.
¿Dónde
está esa niña traviesa
que juega
al escondite con la luna?
Hace años
que dejó su sombrero de paja
hundido
en la pila de la alberca.
¿Donde
está ignota y escondida?
Son
muchos soles grabados
en el
perfil de su efímera silueta,
que de
pesar, y al revés, tocan las campanas
para que
no la duerma el tic tac del reloj.
Lucífuga
y extraviada del sueño
en el
adverso antifaz del velo
pasea en
góndola como peregrina
en el
profundo lago de su memoria…
Si, aún
la niebla oculta su prado de albahaca
Y la voz
del invierno se ríe de su sombra
cada vez
que sale a buscar su sombrero.
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"