Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

domingo, 12 de agosto de 2012

La astuta infiel

Quien no ha soñado alguna vez en ser actriz o actor, meterse en la piel de mil personajes, sintiendo la vida desde otros ojos, como un mero escenario que no te compromete en nada más…, creo que para mí sería muy difícil; fingir, disimular, nunca se me dio bien, luego sería una pésima actriz… Sin embargo escribir intentar describir un sentimiento con las letras, forme parte de mi vida o no, es algo que hago desde que por primera vez pude escribir una frase con sentido, ya casi perdido en mi memoria…
Me encanta el teatro de Lope de Vega, Calderón de la Barca, Zorrilla… esos diálogos que son poemas sublimes… Inspirado en esos diálogos, es este poema. No pretendo estar a la altura, luego las comparaciones no tendrían sentido… si os puedo decir que lo he disfrutado muchísimo, mi intención era que hubiese tenido unas dosis de humor, me ha salido un monologo de esta astuta infiel, que es, lo que veis y como nunca retoco lo que escribo salvo mi falaz ortografía, así se queda, necesitando una réplica del enfurecido cornudo, jajajaja , si alguien se atreve, sería todo un lujo…
Mientras tanto os dejo esta estrofa de “La casada infiel” de Federico García Lorca…


Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos..
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Mil besos de dama de la noche, atrapada en el eclipse de la luna…


La astuta infiel

Los rumores del silencio vicioso
te mienten con sus palabras sordas,
viene lleno de resabios carcomidos
para hacerte descender a dura roca.

No es verdad que la noche clara
encendiera su fogata al albor de la luna,
que osada, ahíta, me hiciera besar la lujuria.
…Desleída me siento frente a su espejo,
si eres tú quien me acompaña al Olimpo…

Ese agua no he de beber, enardecida,
por mucho que me bañen las estrellas
con su intenso oro liquido, encendido.
Y que la cándida dicha hilvane su júbilo
en la transparencia del mar de otros ojos.

¿Qué puede ser ese eco que te confunde?,
Es el hostil sentir que abrasa este silencio,
que no duerme, alimentando tus dudas…
Ahogada, impensada, en este brocal hostil,
me eterno sin perecer en su oscuro precipicio.

Parece que el minuto se disfraza generoso
en un infame tiempo de horas muertas..,
la incandescencia del espíritu de tu enojo,
crece sin calma, ante un azar irrelevante,
cambiando el escenario, por la imprudencia
de un verbo somatizado, jamás conjugado.

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