Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

miércoles, 8 de agosto de 2012

Dices, digo

Me preguntó si la lirica más purista, no se persigna, con el atrevimiento de mi osadía en pasar por poema, lo que a ojos vista, sería un antipoema (palabra ésta última que no reconoce la RAE, por ser hija ilegitima), o quizá una mamarrachada… Vosotros lo etiquetáis como mejor os parezca, no me enfado, pues de todo se aprende…
Tengo muchas de estas mamarrachadas, es más, suele ser muy común en mi habla, expresarme a así. Es una actitud espontanea, que suelo usar, cuando el interlocutor que me asiste pretende imponer su razón frente a la mía, sin una base solida o simplemente me contradice sin justificación, por el mero hecho de sentirse más fuerte, sin que le asista una lógica razonable. Y no es que pretenda imponerme, eso sería caer en el mismo error, siempre he pensado “que cuando la puerta te mira sin querer abrirse, tienes que hacerle cosquillas en su cerradura”, después de todo, al igual que tú, tiene fecha de caducidad…
¡Qué cosas más tontas digo!...
Con todo esto, lo que trato de decir o pedir, es que me gustaría, si alguien se atreve, que me digáis lo que trato de decir en mi antipoema… os aseguro que no estaba enfadada, mi interlocutor es imaginario, y me he reído un montón mientras lo escribía y es que 59 segundos dan para mucho…

Gracias a todos
Mil besos con alas… ¡Que digo!... sonrientes con signos de interrogación en el brillo de sus dientes…


Dices, digo

Y me dices y te digo…
¿Qué me has dicho?
Las palabras rivales no existen
van en el mismo auto los domingos,
y asisten a la misma verbena.
Quizá seas tú y el tornasol que te asiste…;
Rezas el Ángelus a las doce del mediodía,
después de cambiarte la camisa
rota por el pecho…
… ¿Y no subes en mi auto,
porqué no te gustan sus colores?...

¡Ándele ya, que me exasperas…!
Comulgo contigo el día de difuntos
Y bailamos el mismo tango
saltando los desperfectos de las aceras…
… ¿Y me censuras el ribete de mis zapatos?,
Cómprate un turbante que te proteja
de la arena del desierto .
Quizá acoja tu rictus imberbe,
y ya le iremos buscando hora…,
¡Después!,
Y hará su primera comunión…

Dices, digo…, vamos diciendo…
Que por decir no quede,
aunque lo absurdo vista de corbata
Y use maletín de cuero…
¡Qué más da!,
Si ya tiene hora con el notario
para legitimar su parrafada
escrita antes del diluvio primero…
Y volverá a llover… ¡Vaya que sí!

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