Atrapada
¡suspiros!... y más… ¡másss!
No me tortures en ti…, no miro.
Y dime; ¿Por qué me nombras?,
Si me guardas la espalda con un solo
brazo,
Susurrando un credo en mi oído, en
silencio,
Y luego te sumerges en mí, en ebrio
delirio,
traspasando el dique al sur de mí ombligo…
Sueño, acaso sueño… no te veo… ¡te veo!
Un poco más cerca… te toco, te acaricio
Y en el alvéolo del paladar te guardo,
Extremo tu dulce sabor… me sacia.
Te quedas en mí… ¿siempre?…
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"Si puedes mirar al rostro a este texto, te agradezco que me digas de qué color son sus pupilas…"