Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

sábado, 11 de agosto de 2012

El azar

Tengo un carácter imperecedero, incapaz de adaptarse, tan cambiante o desordenado como el clima del Febrero que acogió mi nacimiento a la vida. No es que quiera etiquetarme o presentarme como alguien inflexible, más bien todo lo contrario, me afectan mucho las cosas, de ahí que mi ánimo este constantemente balanceándose en la cuerda floja. Como contra fuerte me precede mi amor a la vida, quizá ese hecho me vanaglorie de tener un carácter alegre, dado a motivar una sonrisa, a lo que dé lugar…
Estoy, sin estar por estos dominios, sencillamente necesito mi armonía rutinaria para que mi cabeza, mi pensamiento, encuentre su cauce para expresarse y ahora son tiempos difíciles en mi vida, todo pasa, hasta nuestro tiempo de ser vida, ese, espero que en mi caso no caduque por ahora, aunque nunca se sabe, llegamos aquí con billete de ida y vuelta, y la fecha de la vuelta es fortuita, propensa a imponerse en cualquier momento.

Mis respetos a todos, y aquí les dejo un poema algo triste, cojan de él, lo que les haga sentir y nunca barajen las cartas con la mano zurda, que para mi puede ser la derecha o la izquierda, según sean diestros o izquierdos, total en mi caso nunca lo sabría, convivo sumergida en esa ambivalencia…
Gracias a todos…
Mil besos tan llenos de nostalgia que van escritos en verso, con sobre amarillo…


El azar

Agoniza ese fatídico minuto en tu aliento
de brazos torpes sobre un reloj caducado.
Las calles de los días venideros no despertaran,
se quedaran dormidas vacías de tus pasos…

Esa casa que habitas, que lleva tu nombre,
despliega sus arterias sobre un cauce frío
con destino hacia la arboleda de cipreses.
_ ¡No llores!_, Sonámbula la brisa que reza,
y en su plegaria acuna en sus brazos mi pena.

Un indómito viento derrota este tejado;
tus sueños son pájaros que emigran,
a una constelación pletórica de recuerdos…
¿Alguna vez, como tus emisarios retornaran?,
Será su cantar el abrir de tus ojos a este sol,
que tan de mañana fueron privados,
de un nuevo despliegue del amanecer.

La muerte es un azar que lleva en cada baza
una huella que es abandonada a la suerte.
¿Quien fue, el que sin permiso, barajó la tuya?,
Es tiempo de adviento, aletean las bienvenidas
en cada puerta, como luceros doblando campanas.
No puede ser que sin pedir permiso a la vida,
levanten el vuelo los nazarenos, custodiando tu alma.

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