Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

viernes, 10 de agosto de 2012

Y no me di cuenta

Hace unos días en dilatada conversación con unos de mis niños… Bueno, niños es un decir, el más pequeño mide 1, 97 y va camino de los 21 años, y el otro, mide algo menos, aunque también hubo que subir la altura de las puertas de casa por encima de lo normal y va derechito a cumplir 22 años... Pues como os decía, él me preguntaba la forma de diferenciar una simple atracción física del amor de verdad, y he aquí la mujer experimentada muy predispuesta, que recurrió a sus recuerdos, a toda esa corte de novios que se resumen en uno con el cual se casó hace más de dos décadas y le respondió:
_Hijo mío, eso no se puede explicar, lo tienes que sentir, y cuando eso ocurra, estoy segura que lo sabrás_, Después he meditado sobre mi respuesta, lo pobrísima que resulta y la verdad es que no encuentro otra mejor, como no sea este poema que bien podría ser una simple atracción física con los días caducados antes de nacer…
Os lo dejo como presente, en ese intento pospuesto, de derretir los polos, trabajando el erotismo que todos llevamos dentro, para darle forma en servicio a la lirica y al arte…

Gracias a todos…

Mil besos a todos, muy enamorados del amor, dibujando corazones en sus rostros… ¡Uif, que cursi, jajajaja!, Sean felices...




Y no me di cuenta

Fue una ráfaga desnuda de esa flecha perdida,
sin destino, escapada del arco de Cupido,
la que me marcó con tu presencia…
Y no me di cuenta;
de esa sensación, como si alguien me besara el alma,
sobresaltándola, e inquieta se sonreía sin decirme quien.

El despertar de la consciencia, donde no hace amarras
la sangre en mis venas, asustada de la marea
Con cien caballos galopando en ella…
y no me di cuenta;
Que con solo oír tu voz mi corazón se aceleraba
Y un intenso rubor coloreaba mis mejillas.

La tímida promiscuidad de la noche,
gozando con la ebria locura de la piel encendida,
tan torpe, que se resistía incrédula a reconocerte…
Y no me di cuenta;
Que un simple roce de tus manos increpaba su delirio,
abriendo la primavera en la cúspide de mis senos.

La languidez del paladar, infiel al hábito
buscando saciarse de un agua, que no contiene el vaso,
entreabriéndose mi boca inquisitiva…
Y no me di cuenta;
Que al sentir tú aliento en mi rostro,
mi lengua humedecía mis labios sedientos.

El palpitar de mi sexo en loco frenesí,
Inquietando mis piernas, confundiendo su voluntad
dejando acceso a su colmena ahíta de miel…
Y no me di cuenta;
Que tu mirada me desnudaba marcando su propiedad
en un territorio vencido sin haber prestado resistencia.

Y no me di cuenta, que tú que lo sabías…,
me gozas como el guerreo que llega a su morada
después de haber obtenido su medalla
confiado, de que en mí, obtendrá su descanso
después de saciar su hambre de mil estaciones
donde las flores abren un solo instante
cerrándose después a cal y canto
hasta que otro invasor le grite una salve…

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