Si he de perecer al abrigo de este manantial,
abrupto, dominante, de fluido reino.
Que no me vuelva loza de mármol,
su frío carácter de primavera postergada,
que deje que el despertar del sol me sonría,
que la luna en su guardia me bese
mientras sus aguas me acarician el descanso...

viernes, 10 de agosto de 2012

Y…

Como siempre os he dicho, uno de mis grandes defectos es el derroche de palabra, hablada o escrita. Mi único hermano varón, Feli, dice que yo padezco un mal llamado; verborrea, seguramente es verdad, aunque para ser honesto consigo mismo, debiera reconocer, que él lo padece igual que yo y lo que le saca de sus casillas es que yo le aguante el pulso y le venza. Os preguntareis que tiene que ver ese mal, con mi poema de hoy, pues la verdad es que mucho, puesto que Ayer, como muchos otros días ese derroche de palabra, de frases, vivió en mí, atormentándome todo el día. Al no poder hacer una pausa en mis obligaciones estuvieron yendo y viniendo como locas, tanto que por ratos, como siempre, las he pronunciado en voz alta, un error fatal, puesto que quien no me conoce me puede tomar por loca y el que me conoce le pongo de los nervios. Pues con una poca de delicadeza he tratado de rescatar parte de todo eso, no ha podido ser en su totalidad, lamentablemente escribir es como hacer croché, si se te escapa un punto, puede destruir todo el trabajo, o cambiar el boceto del resultado final esperado, en este caso, se trataba de un relato, y ha quedado resumido en este especie de poema, que sin duda rescataré para dar vida a lo que debió ser…

Gracias a todos
Mil besos alojados en vuestro dormir, para que nunca dejéis de soñar...



Y…


Y me dijo;
_De tu umbral quiero,
nítido y descifrable; un mapa
que me guié, sin perderme, a todos tus vértices_
Con suave tacto bebió el aroma de cada pétalo,
recreándose en la corola hasta inundar mi estigma…
Casi moribunda yací a su lado..,

Y lo supe;
No hay diferencia entre el cielo y el infierno
cuando tu dios modela tu forma en sus pupilas,
paciendo en mí morada, en el frenesí de un momento…
y después nada…


Hay demasiadas rosas en el rosal
y ninguna le marcó con sus espinas,
tampoco con su sutil fragancia,
solo apaciguó su tormento, la belleza de un día…
No quise ser rosa, ni flor hermosa
en la ceremonia donde se aparearon
nuestros cuerpos, sin tenerse…


Y fue por eso;
Que al verle dormido, con un beso,
le hice el amor hasta abrazar su alma con la mía…
Y cerrando mis ojos pedí un deseo;
Guárdame en tu sueño, que me memorice
tu alma, sin el poder que tiene el recuerdo _ y me fui…

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